Si me hubiesen dicho que, a mis
24 años estaría sola otra vez... con miedo a salir de mi cascaron., y el
corazón roto por la vida, reirá fuertemente y me iría de fiesta para olvidar
aquellas palabras con el estruendo de la música.
O reiría fuertemente, tomaría su
mano y me iría de allí, contándole lo absurdas que esas palabras dichas habrían
sido, pero... aquí estoy.
Sola.
Posiblemente sin familia.
Sin amigos.
Sin emoción.
Sin propósito.
Sin él.
Y no sé cómo sucedió.
Pedí disculpas, y me las
aceptaron. Dije hola, y me preguntaron cómo estaba.
Pero solo eso, más nada.
Y ya no sabía qué hacer.
A veces tenía la mala costumbre
de pensar que, tal vez solo fueran locuras mías, había gente que la tenía mucho
peor que yo... o mucho mejor. Y aun así sentía que la vida era injusta conmigo.
No sé en qué momento sucedió,
pero solo llego como una tempestad en noviembre. Y me dejo empapada hasta los
huesos. Pero al menos mis lágrimas corrían a la par con las gotas de esa
tormenta. Y pasaban desapercibidas.
*****
Mi habitación, aquella morada de
paz y seguridad, cada día se volvía una cárcel para mi mente. Una cárcel para
mi espíritu. Pero seguía aquí porque... por qué no tenía donde más ir. Y no
pensaba ir a ningún otro lugar.
Lo peor de todo es que, todos mis
deseos, planes y sueños... todos ellos habían quedado atrás, con aquellos días
dorados. Y con cada segundo que pasaba, menos sentía y menos sentido tenía mi
vida.
Pero debía seguir por que... eso
es lo que todos dicen. Por qué otros lo tienen peor que yo... porque, rendirse
es de cobardes, y... nadie quiere ser un cobarde. Al menos eso fue lo que me
enseñaron.
Por qué correr está mal.
Tirar la toalla está mal.
Quejarse, si tienes tus dos
brazos y cuatro piernas está mal.
Solo quedaba seguir.
Mis oídos comenzaban a cansarse
del sonido virtual y frío de la alarma. Sabía que debía despertarme y alistarme,
pero... pero no quería. Me negaba. ¿Por que debía despertarme? ¿Por qué no
podía quedarme en mi cama? ¿Porque tenía pensamientos de perdedora?
Cada artículo que había leído me decía
que la mente tiene poder. Lo sé, antes lo había sentido, cuando estaba llena de
esperanza y sueños. Cuando las oportunidades me llovían, pero, no sabía cómo
abrazarlas, como hacerlas mías. Solo las tenía allí, a mi merced. Y un día
dejaron de llegar... un día dejaron de decirme hola, y ese día esos
pensamientos oscuros que me congelaban los dedos de las manos y me cortaban la
respiración llegaron a instalarse en mi cabeza... tal vez por siempre.
-Ya son las 5:00 am
Di la vuelta para encontrarme con
aquella pared de color alelí, aquella pared que había pintado con amor y
vitalidad... hacía ya 7 años cuando llevaba menos de un año haberlo conocido.
El alelí ahora era frío y se notaba resquebrajado.
-Después andas tarde...
-Ya voy- mi voz pastosa respondía
a mi madre que se hallaba en la penumbra. Me quede 10 minutos más en la cama.
¿Y si decía que estaba enferma? No. Ya había gastado mis permisos por
enfermedad. ¿Y si me accidentaba?
Accione mi holograma y examine
rápidamente la red de redes. Mi cuenta en MobiusLife ya no la usaba mucho como
antes, desde que cerré mi agencia de espionaje... agencia que me hizo perder
más dinero que otra cosa.
Solo una mente tan ingenua como
la mía pensaba que eso iba a llegar a algún sitio.
-Como sea- apague el holograma
que giraba a mi alrededor, mostrándome los felices y trabajadores que eran los
demás -Tal vez hoy sea un día mejor que ayer.
Me decia eso cada mañana por
que... bueno, me enseñaron que hay que ser agradecido con lo poco que se tiene.
Con lo poco que uno recibe. Porque hay quienes están peor que yo.
Un suspiro salió de mis labios.
-Las vacaciones de invierno se
acercan pequeña- Mi padre aún usaba la palabra pequeña conmigo- Pensaba que
podríamos irnos a la ciudad y pasar un fin de semana en un hotel lindo, tú y tu
madre podrían divertirse en el spa,
-Suena como una idea maravillosa
pa- le dije, con la boca medio llena de cereal que me recordaba a lo que Cream
the Rabbit solia dejar en el baño -solo díganme cuanto poner y...
-Pensaba que tendrías planes,
siempre tienes planes
El lavavajillas quedaba vacío
mientras mi madre acomodaba las cosas en los estantes.
-No, esta vez pasare unas
vacaciones tranquila. Me gusta la tranquilidad, ya lo sabes.
Mis padres volvieron a hablar del
viaje mientras terminaba mi cereal. Lo último que escuche fue la mención de un
lago mientras subía las escaleras en dirección a mi habitación.
****
Podía teletransportarme, pero el
aire frio me venía bien esa mañana. La sensación del frío abrazando mi garganta
era lo único que me hacía recordar que tenía los pies sobre la tierra. Un
kiosko de revistas se interpuso en mi campo de visión. Por un segundo pensé ver
mi rostro en alguno de los tabloides, como en el pasado, pero no, ni uno.
Ni uno solo.
Pero si estaban ellos. Sonriendo.
Victoriosos.
"Freedom Fighters salva el
día otra vez. Robot de la corporación E. vuelve a atacar la ciudad. Los mobians
están agradecidos con Sonic y sus compañeros. Más en la pág. 5"
Jamás volvería a sentir
nuevamente ese placer... ese placer de que me dijeran las gracias. O que me
dijeran que mi trabajo había cambiado vidas. O que mi trabajo fuese reconocido,
nunca más.
"Blaze the Cat y Silver the
Hedgehog comprometidos. Una pareja de ensueño. Más en la pág. 9"
Sentí un nudo en el estómago.
Ellos dos... solían ser mis mejores amigos y... ¿y eso era todo? Después de
ayudarlos en los peores momentos de su relación, ¿eso era todo? ¿enterarme de
su boda... en un puesto de revistas? Comenzó a hacer más frío. Mucho más frío.
¿Que había hecho yo para merecer
eso?
Más abajo, una nota con signos de
exclamación y corazones. Más que en los de Silver y Blaze.
"Shadow the Hedgehog ¡¡¿y su
nuevo amor?!! Exclusiva pág. 23"
-... ¿Que?
¿Que?
No.
¿Por qué?
Mis mejillas comenzaban a
humedecerse mientras el despachador del kiosko se daba la vuelta para
atenderme. Pero no dijo palabra alguna. Imaginando que, aún recordaba quién era
yo. ¿Tan rápido? ¿Tan pronto?
¿Por qué?
¿Y todo lo que habiamos
compartido?
¿Hecho?
¿Significaba nada?
¿Nada?
-Puedes llevártelo- me hablo el
zorro gris en un tono condescendiente
-Quédeselo- mi voz aún no se había
quebrado, a pesar de que mis ojos decían otra cosa- Quédeselo- repetí.
Di media vuelta y comencé a
caminar nuevamente. Un charco me hizo recordar que llevaba botas altas de gamuza,
pero no me importaba. Debía caminar al trabajo.
Debía estar agradecida que tenía
trabajo porque... por qué otros no lo tenían.
wow wow wow, what the hell? yo habia quedado en dos entradas en las que te estabas desahogando y la anterior termino con knuckles haciendo algo estupidom (nunca pude saber que), que demonios esta pasando? D:
ResponderEliminarHAHAHAHAHAH aaay que te puedo decir, mi cabeza escupe cada pendejada y luego me vez pasando eso al blog hahaha
EliminarLos capítulos profundos seguiran, mis estados emocionales me obligan hahaha. Pero me alegra haber entrado y ver tu comentario! Aun meses después de que lo escribieras xD